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martes, 6 de noviembre de 2018

INUNDADOS POR LA ESPERANZA

           

 Con permiso, se abre uno paso en la bulla, con permiso y mucha calma, grande dosis de educación, paciencia y...lo más sevillano -cultura de la bulla- . Para mi, es todo un orgullo y como decía el Rey Emerito, una inmensa satisfacción, que los paisanos jienenses, almerienses, cordobeses,gaditanos, malagueños, onubenses, granadinos y resto de la geografía -EspañolaCofrade- especialmente, nuestros queridos madrileños...vengan a nuestra tierra a disfrutar de las procesiones de Semana Santa, sobre todo, como es el caso que nos ocupa, de manera Extraordinaria, cuando se trata de una devoción tan arraigada, popular e universalmente conocida, como fue, el Traslado y vuelta de  la Esperanza de Triana, con motivo del VI siglo de su devoción.
A parte de este personal orgullo, en la parte que me toca como anfitrión sevillano, hay que felicitar justamente, a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado; Policía Local; Protección Civil, Emergencias y Lipasam, por el esfuerzo y trabajo que realizado, mas allá de la responsabilidad de velar por la Seguridad Ciudadana, muchos de ellos, como hermanos y cofrades de exquisito comportamiento y escrupuloso trato. Hay que poner en valor y así lo han hecho, la infinidad de imágenes captadas, que, tanto, la Procesión de ida, como la de vuelta de la Esperanza de Triana, ha desbordado todas las previsiones, arrojando la impresionante cifra de cerca de 600.000 personas, en la cual se han puesto de acuerdo, todas las fuentes consultadas. En cuanto a los horarios e itinerarios, parece ser y es cierto, que ambos, tanto el de ida a Catedral, como el de vuelta a Triana, se han cumplido, aunque personalmente pienso, que estos horarios estaban milimétricamente estudiados por los responsables de la Hermandad -con arreglo al tiempo que tardaba la Virgen en recorrer las calles- al paso característico que tenían ensayado los costaleros-
 Bien podemos afirmar, los que vivimos lo extraordinario de la Esperanza, que el cortejo, desde el Banderín de la Banda, hasta el palio de la Virgen, tardaba en pasar, más de dos horas, dependiendo, el grado de movilidad en plena bulla, excepto el caso de ocupar primera fila en la calle, donde no hay, quien te apartara de las tres horas largas de pié, luchando continuo contra las molestias propias de carritos, sillas de rueda, corrillo de niños, trípodes, peldaños y la sana impaciencia de ancianos, foráneos y parejitas melosas. Esto es así y así lo importamos los sevillanos.
Si.- les diré, en honor a la verdad y más de cincuenta años de experiencia como cofrade de calle, que la multitud que había desde el cruce del Paseo de Colón hasta Puerta de Triana, no la había presenciado en mi vida, ni el Domingo de Ramos con la Estrella, el Lunes Santo con San Gonzalo, ni la misma Madrugá de Esperanza, incluyendo las Extraordinarias de Coronaciones, que han cruzado el Puente, hacia la Catedral en pretéritas ocasiones.  La anchura de Reyes católicos, resultaba prácticamente infranqueable, para ganarle la Cara a la Esperanza, habiendo que practicar la acción de rodear por Julio César ó Almansa, opción, esta última por la que apostó el que suscribe, para desembocar en la esquina de Santas Patronas y allí, aprovechar un hueco, sobre la acera.
 Hueco que a escasos minutos de mi llegada, se pobló de espectadores. La Virgen se veía lejana, a la altura de "los tres reyes" y la espera se cifró en una hora larga, que acabó en Apoteosis, cuando sonaba la marcha, Reina de Triana y se hizo el silencio, para escuchar la melodiosa sinfonía del trio de flautas y el galeón de la Esperanza se aproximaba imperceptible, como aureo rompeolas.
Escribía, San Juan de la Cruz, "que en el atardecer de la Vida, nos examinarán de Amor"...pero en Sevilla, el Amor, trae la Esperanza y la Esperanza, estalla en alegría. Pese a los pormenores, meramente cronistas de horario, itinerario, afluencia, bandas, andares costaleros, etc,etc...Cuando llegaba la Virgen, nos embriagada a todos con su perfume de Esperanza. ¡que necesidad tan grande de Esperanza tenemos! que solo el resplandor de su presencia, el mimbre de sus esquinas cimbreantes, la llama de sus codales enrizados y sobre todo el esplendente sigilo de su Luz prodigiosa, arrancaba de lo más profundo de las entrañas, los ¡oles más sentidos!, ¡los vivas más coreados! ¡los suspiros más sonoros! ¡las lágrimas más íntimas! y las ¡más cerradas ovaciones!

Allí, cuando la tarde caía, como citaba el Santo de la Cruz, examinándonos de Amor, por la Esperanza, dejé a la Virgen, sabiendo que me la llevaba puesta, allá por donde Ella roneara, allá donde sueñan los despiertos, su mejor definición Aristotelica, allá donde las calles de vuelta, se alejan al son de los platillos y el bombo que anuncia nueva marcha y los tríos se pierden en la estrechura recortada del cielo cobalto, que más se parece a la Gloria. Dejé a la Virgen, como se despide uno de su novia, andando de espaldas, con alma de capataz que le dedica sus mejores plegarias y manda de frente, sabiendo que la Esperanza es lo último que se pierde. ¡Hasta mañana, Madre!

Y el sábado despertó la ESPERANZA intacta, con flores de fe renovada. Para presidir en el altar del jubileo, el SOLEMNE Pontifical -VI siglos de ESPERANZA no son suficiente para elevar el espíritu hacia la conversión profunda, antes de poner los pies en la Tierra de la ESPERANZA, dejándose llevar por los sentidos. Se espera a la Esperanza en olor de multitudes, vienen devotos de otras latitudes a vivir con nosotros el sueño de los despiertos. La gran avenida, esta tomada, aún quedan rincones para callejear buscándola, por el Postigo del aceite. Pero uno se frena en seco, porque desde la esquina de Correos ha respirado las volutas de incienso y los ciriales son anuncios del silencio más apretado, ¡Ya va a Salir!, nadie sabe, si el VIVA LA ESPERANZA DE TRIANA, fue antes del himno, pero todos, vibramos unánimes a los sones de la Marcha que entrega en cuerpo y alma, la ESPERANZA de TRIANA CORONADA, A SEVILLA. Si habia una pregunta en el odioso aire de las comparaciones, inmediatamente a bombo y platillo, sonó la marcha Macarena, para unir en la ESPERANZA, lo que algunos intentan separar.
 La Virgen enfilaba la Avenida y yo, atrapado en la bulla  de Almirantazgo, aproveché el movimiento, por inercia, cuerpo a cuerpo, y logré cruzar hacia el Postigo, allí desde el patio sombrio de los Canónigos, me asomé a la galería con el pórtico mudejar del antiguo colegio y la ví pasar entrecortada, enmarcada, como la gran Pintura de los mejores maestros del renacimiento. Sabía donde iba, pero no sabía cómo llegar, me asaltaban las ansias, como al fotógrafo, que ya tiene estudiada su foto, pero no quería perder de vista a la Virgen, me dirigí hacia García de Vinuesa y la Bodeguita con más solera, me abrió una de sus puertas, para cruzar. El sol venía ya muy alto, como despidiéndose de la Virgen por el Sagrario y derramando sus últimos rayos por las alturas de Alemanes. Pensé que había poca Luz por García de Vinuesa, pero la Luz iba en Ella cuando se acercaba de frente. Así, Madre, tan cerquita, como si fuera esta tarde la última vez y yo escuchara los últimos ¡Oles!, los primeros: ¡VIVA LA ESPERANZA DE TRIANA!, como si en el éxtasis de contemplarte, me pareciera oir de fondo una saeta...sí, Madre, fueron dos saetas, pero en pleno paroxismo, con más voluntad que acierto. Y no te dejé marchar, para buscarte de nuevo... me fui, detrás, donde lo permitía el espacio del pueblo que te canta, tan cerca pero tan lejos de tu cara, sintiendo lo que veía y escuchando las Aguas procelosas del maestro Farfán en la trasera de tu Palio -dicen que hay algo más bonito-  que embelesarse con la ESPERANZA. 
Recobrar la calma del conocimiento, la calle Jimios, me aclaró la memoria en la marabunda de la bulla: si quería verte, como deseaba, en la esquina de mis sueños de niño, allá donde arraigaron mis raices, en la calle de la Abuela, de mis padres, mis tíos, mis primos...mi tierna infancia, tenía que sacrificar el Baratillo. Otra vez, igual que en Reyes Católicos, como en casi todo el recorrido, la Calle Pastor y Landero infranqueable ¿para un sevillano?...sí, como para cualquier erudito, malagueño, granadino, cordobés, madrileño, que no se precie de llevar un costal en la mano o protección civil, le abriera paso, junto a la policía. Las calles del recorrido de la ESPERANZA, tenían el día 3, patente de corzo, con tres horas de antelación al cortejo. 
   No sé como, pero que verdad es, que la Fe, mueve montañas con la ESPERANZA a cuestas, logré abrirme paso por Almansa, aprovechando la fila india de tres jóvenes, que habían ido al bar de la esquina para cargar vasos de combinados, y volvían a las primeras filas de espera. Buen cobijo, encontré en el local de loterías, perpendicular al retablo del antiguo pópulo. Desde allí sabía, que estaba en comunión con mis seres queridos, que también la Esperaban a la altura del Arenal ó la arcada del antiguo mercado de entradores, toda una vida esperando y viendo pasar a la Esperanza, en aquellas mañanas de olor a aguardiente y calentitos de papa. Casi dos horas de dulce Espera de la Esperanza, que venía por Adriano, como un ascua de luz fosforescente, pero que nunca llegaba. Sabe Dios la de Fieles difuntos que se citaron por allí, en cualquiera de los balcones vacíos, para recibir a la Bendita ESPERANZA desde el cielo o bajo el cielo, porque en aquellos momentos, que no se sabe bien, si amanece u oscurece el firmamento, sonaba "Pero como Tu Ninguna" un guiño más, a la Fraternidad de las Devociones Marianas, más grandes de Sevilla. Y para firma y rúbrica, el pueblo le cantaba a continuación, el Dios te Salve María más intenso que en la noche se escuchara, a los sones de Encarnación Coronada. 
Despacito llegó la ESPERANZA, para siempre quedarse, no se sabe si andaba de frente o recobraba los pasitos que dejaba atrás para alargar nuestro sueño, lo cierto es, que su indescriptible imagen, dejaba un paladar insasiable para nuestros paladares, algo que solo podía describir, el ¡Ole! que todos teníamos olvidados; los ¡VIVAS! que todos deseábamos corear y aquellos ¡GUAPA, GUAPA Y GUAPA! que todos llevábamos guardados en el mejor sabor de la boca. 
 No os puedo narrar más sobre el resto de su recorrido de vuelta a su Capilla de Triana, Aunque lo seguí en el directo, inmediato de la RRSS. No es lo mismo, vivirlo y sentirlo para poder contarlo y Triana por medio, es mucho TRIANA, pero la ESPERANZA, no hay quien nos la quite, cuantos la vimos, estoy seguro que nos la llevamos puesta...Que cada uno la guarde en el altar que le tenga y le rece siempre y en todo lugar, como lo hizo TRIANA y SEVILLA, SEVILLA y TRIANA, para España y la Humanidad.
Solo me resta felicitar a la Hermandad Sacramental, en la persona de su Hno. Mayor, D. Alfonso de Julios Campuzano, como cristiano, mariano, cofrade y naturaldeSevilla.

martes, 19 de octubre de 2010

SAN PEDRO de Triana


Si naciste o eres de Triana; no es preciso decir donde vives ahora. Si no te salen las palabras; no es que seas mudo; eres el "muo" de Triana, al que le sobran todas las palabras. Te echamos de menos portando la cruz alzada de todas las parroquias que hacen estación de penitencia a la SM.I.C. Dicen los maestros que el mejor pregón que se ha pronunciado en Triana, lo das Tu, cada mañana del Viernes Santo, cuando el palio de tu Esperanza, se vuelve hacia la Divina alfarera Abuela de Dios. Y tantas y tantas cosas dicen de ti, que ahora cuando tu ausencia deja sin pisadas la alfombra roja de la catedral y el cobre de la barandilla desmiente el brillo reluciente que le extraían tus manos, siento toda tu grandeza humana apoyada en las muletas, incapaces de sostener tanta generosidad y entrega. No pesan los años ni la vejez obliga, lo que conmueve es verte tan cerca de Ellos, que ya ni siquiera  te dejan visitar los sagrarios. Te han sentado en la silla de Pedro y te han dado las llaves de Sant´Ána, que deben ser igual a las del cielo, en el transcoro de las medias luces que señalan el camino hacia la verdadera luz y a veces te levantas, -que tu eres muy de las Tres caídas –como el vecino más viejo de Triana- para no perderle nunca la cara a la Esperanza.

domingo, 25 de julio de 2010

natural de TRIANA



FELICIDADES
Felicidades, abuela Señá Santa Ana, en memoria de mi abuela Luisa, la trianera de la calle Arenal que me enseñó su acendrada devoción de los venticuatro y venticinco de Julio, sentada en su mecedora por causa de la invalidez de sus piernas vencidas. Felicidades en nombre de todas las abuelas de Triana desperdigadas por barzolas, polígonos y letanías alejadas por una calidad de vida que nunca llegó a la altura de la cruz laureada de San Jacinto, Pureza y Castilla. Aquellas abuelas Santa Ana de delantales impolutos y perfumadas moñas de jazmines, que lograron reunir en poco más de cinco metros cuadrados a todos sus hijos e hijas, a todos sus yernos, a todos sus nietos, sin necesidad de pagar otro capricho que no fuera la sonrisa abierta de su boca con un solo diente y el cariño de aquellas canciones de culto que se guardaron para siempre como las cosas claras y el chocolate espeso. Siento hoy los gozos de la Señá Santa Ana, sentada con su Bendita Hija y con su Divino Nieto, como tantas abuelas se sentaron a las puertas de sus corrales trianeros, para abanicar la brisilla marinera del río; gozos de la quilla engrasada de la cucaña, que lograban coger la bandera, jóvenes héroes de una infancia que se entretenía con la ilusión y la aventura a falta de medios. Hoy la velá sin ser la misma, sigue siendo única: faroles que sujetan guirnaldas para iluminar el puente que separa los sentidos, puestecitos de avellanas verdes; monumento a la soleá sobre el escenario del Altozano, cante chico que hizo Triana grande en las tabernas y una calle del Betis, real de la fiesta paralela a la larga, por donde el corazón agradecido se adentra en la Real Parroquia, para felicitar a la Abuela de todas las Abuelas, un año más con todo el calor de Julio.






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martes, 20 de julio de 2010

LOZA FINA

Ay, que linda, tan dejao…
Pareceis de porcelana
Antigua de los retablos.

Olé las buenas personas
Justa y Rufina, queridas
-Hermanas- Santas Patronas.

Que me contais de Triana
Después de un año sin verla
Desde mi altar de SantÁna…

¡Horroroso de caló!
Que te via decí, bien mío
Si tu eres la “abuela Diós”

Pero –niña- ¡qué bonito!
Cómo se asoman al río
Los días señalaitos.

Gloria al Niño y a María
Señita, Señá SantÁna
Dios te salve ¡que alegría
Verte de nuevo en Triana!
¡-abuela del alma mía-!

Foto: Eugenio Borrego



jueves, 23 de julio de 2009

¿Donde está la Abuela?



(a mi tio Curro, que cogió una vez, la bandera de la "cucaña")
¿Dónde está la abuela?...la Abuela, ¡no tiene arte la Abuela! De Triana tenía que ser para permitirse el lujo de no presidir su novena. Claro, como tiene a su hija que se llama Esperanza y la Esperanza –ya se sabe- también está en obras y se ha ido unos meses a vivir con su Madre a la catedral de los trianeros…Hombre, pero es que tiene guasa, que en los días “señalaitos” la Abuela no esté presente…¿Quién ha dicho que no esté presente?, vd., no conoce muy bien quien es esa Abuela, ni mucho menos, Triana. ¿Vd., se ha asomado por la Real parroquia, ha mirado bien entre los bancos abarrotados y las sillas accesorias, ha notado el calor asfixiante –sí ese calor bochornoso y sublime, que se ríe de las alturas de los ábsides-, ha exhalado el aroma del incienso y transpirado el rocío vespertino de los nardos; ha reparado en el verdor efímero de las macetas de albahaca; ha respirado el aire entrecortado por un millar de abanicos…y no ha visto a la Abuela?...De verdad, que vd., tendrá buena vista, pero permítame que le diga, que no ha aprendido a mirar. La abuela, es Triana pura, la del pelo recogido y la moña de jazmines, esa que suspira con un nudo en la garganta y los ojos envidriados mientra sofoca las calores golpeando el pecho con su abanico. Mire, ayer tarde la ví, sentada en su mecedora en los venticinco metros cuadrados mejor despachados de la calle Alfarería, Procurador o Vázquez de Leca –qué mas dá- si es la Abuela inmemorial del alma de Triana, la que no ha perdido su sonrisa atrapada en un solitario diente, olorosa a agua de la banda; siempre pensando en sus hijos y nietos, con ayes alfareros que modelan los moldes del recuerdo en el torno de su boca: “Ay, mi Cachorro bendito, que lejos lo tengo de casa..menos mal que me lo cuida como nadie, mi señorita de Triana”…”Ay, mi jorobaito, que poco viene a verme, me parte el alma cuando lo veo con esa cruz tan pesada cruzando el puente…”. Mire, bien –hombre de Dios, mire Vd., bien; desde el altozano hasta el León que puso nombre a un pueblecito echo barrio en la avenida de Coria; desde el paseo de María de la 0, hasta la orilla en los márgenes de Betis. Oriéntese por una Estrella que alumbra y deslumbra todo el cielo de Triana y encontrará a la Abuela en persona comprando avellanas verdes, paseándose por el río, para ver su puente reflejado en el espejo del agua. Que importa si no vé su imagen presidiendo un altar que tampoco está en su sitio, deje vd., el patrimonio material en manos de los expertos y a la Abuela en su sitio, el que le corresponde y del que no se ha movido ni se moverá jamás. ¿Qué donde está la Abuela?...¡no tiene arte la Abuela ni ná!

lunes, 1 de junio de 2009

TRIANA PUREZA de la ESPERANZA


Se sabe cuando sale la ESPERANZA, sí: Cuando menos lo esperas y más lo necesitas. Se sabe a qué hora, sí: a la hora de las citas eternas, entre las brumas de la mañana o cuando el sol corona el Altozano, en plena primavera de atardecer malvarosa o en el otoño tibio de las luces doradas: mañana, tarde noche y madrugada, es el reloj del tiempo que marca la hora de la ESPERANZA. Se sabe, como viene la ESPERANZA, sí: viene de dulce miel de cera en flor, bajo un palio de encajes alfareros, su orfebrería son rejas trianeras cinceladas con la luz de la luna, macollas de cancelas, teselas de los brillos del río reflejado en el puente. Viene como Ella sóla, mujer de bandera, vestida por el sol de la cerámica más pura, cubierta por el manto del color de su nombre, bordado a fuego por las llamas del dragón de los sueños marineros. Se sabe qué flores trae la ESPERANZA.: eso nunca se sabe, se intuye o se presiente, se deja en manos de la sorpresa para que permanezca intacta, pero nunca pasa desapercibida, ni deja indiferente. Se sabe cuando tarda en llegar la ESPERANZA: lo que tu quieras esperarla, lo que tu tardes en sentirla, el tiempo de exhalar un suspiro, el instante de una emoción, la humedad de una furtiva lágrima, el soplo que resista los latidos acelerados del corazón o la improvisada eternidad de un requiebro. Para que sirve la ESPERANZA: para crear un mundo de la nada y acercar a la tierra el paraiso .

jueves, 12 de febrero de 2009

LA PUREZA DEL ÉQUITE

Yo, QUINTO CORNELUIS, Decurión del Imperio , al Servicio del Gobernador de Galilea; Poncio Pilatos, y encargado de conducir al Reo que llaman Jesús de Nazaret desde la Puerta Augusta hasta el monte de la Calavera para cumplir la pena de muerte por cruxifixion. DECLARO bajo juramento indecisorio: Que nunca fui concebido por el padre de mi creación, para dar órdenes directas al Santísimo Cristo de las Tres Caídas, ni proferir contra su bendita Imagen, palabras injuriosas, que actuaran o actuasen como mofa y mayor escarnio a su ya recrudecido padecimiento. Ni ordené en ningún momento, que le inflingieran a su escarnecido cuerpo, castigo de flagelo al objeto de espolear su verticalidad con el fin de reanudar la marcha. Que igualmente, nunca fui concebido por el padre de mi creación, para increpar al vecino de la población de Cirene, llamado Simón, el cual se ofreció desinteresadamente a ayudar a cargar con el madero a Jesús de Nazaret, apiadado por su lamentable estado y en generoso gesto de misantropía que le honra. POR LO EXPUESTO, ruego a la Real e Ilustre Hermandad Sacramental del Santísimo Cristo de las Tres Caidas y Nuestra Señora de la Esperanza, que tanta admiración y respeto profesa a este humilde équite, tenga a bien devolver al misterio que se representa en su primer paso, la figura incontestable de mi fiel servidor y admirado ESCLAVO ETÍOPE, que el padre de mi creación, Don Antonio Castillo Lastrucci, concibió acertadamente para recibir mis superiores órdenes, en perfecta adaptación al escorzo para el que fui diseñado. Por ser de Justicia que pido EN TRIANA

sábado, 15 de noviembre de 2008

SINO AL QUE ANDUVO EN EL MAR




La Tercera Caída por la mañana
cuando ya de regreso, vas pa Triana;
¡qué maravilla!
que te traes la alegría de toa Sevilla...
vaya arrogancia
detrás de Tí, la Reina de la Esperanza.



La segunda Caida en el Altozano
con las aguas del río que te espejaron
-pa retratarte-
cuando cruzas el Puente con tanto arte.

Por esas Tres Caidas
Triana reza
el Primer padrenuestro,
siempre en Pureza.


Entre las cuatro luces de guardabrisa
la calleancha suspira
por donde pisas.

miércoles, 23 de julio de 2008

TRIANA la "soleá"


Fue en la calle Arenal, que yo me encontré contigo . Ibas a cambiar las flores del azulejo de la Esperanza. Me diste un beso de carmín y aguazucena. Me enseñaste el camino del puente; parar en el mechero y santiguarme. Volverme a la otra orilla para admirar la postal más hermosa que en el río se refleja. El castillo San Jorge, convertido en mercado; la encrucijada antigua donde las Santas Patronas perjuraron a la deidad de arcilla en favor de la Fe…Triana fue cristiana antes que Sevilla: Conoció a María en cinta, para ponerle nombre de Estrella y Esperanza cuando alumbrara al mejor de los nacios. Aquel que antes de Rodrigo, hincó su rodilla en tierra al peso de una preciada cruz de carey y plata traida ex profeso de indias. La inspiración llegó al Patrocinio por la vereita Camas, la traía esbozada en su capa un utrerano hidalgo que vió expirar al Gitano Cachorro. A golpe de yunque y fragua como el buen cante que suspira penas y “soleá” se llama. Yo no tengo puntos cardinales, ni rosa de los vientos –me decía- yo soy aire y brisa del río en puro sentimiento por la calle del Betis. No soy catedral, soy cuna del arte y pila de SantÄna…soy calle, calle Ancha-Pureza, donde viven los duendes de la cava mirando mi puerto camaronero. Nostalgia extendida por Sevilla que vuelve en estos días señalaitos donde su primer pañal tendieron. TRIANA, indispensable para seguir viviendo.

martes, 8 de julio de 2008

LA LEYENDA DEL NIÑO JESUS DE TRIANA II Parte


Se confunden en sus oidos los aplausos y los solos de la blanca infantería marinera; los oles del público, las arengas y consignas de la gente de abajo. El trueno de la unánime ovación con que despide la Campana al paso cuando emboca Sierpes y los zancos se posan en el suelo, después de una nueva chicotá de ensueño. Jesús despierta de su letargo emocional, levanta los faldones, respira el aire fresco de la anchura de los Palcos, pero continua absorto pegado a la pata que ya lo considera su ahijado. .Se luce por la Avenida, corona junto a sus padrinos, la cumbre de la Estación de Penitencia bajo el silencio gótico de la Catedral. Padece las puñaladas en los pulmones que le asesta el frío de la Plaza de la Virgen. Comienza a amanecer, Jesús no había visto nunca en la calle, un crepúsculo igual que el de las luces de la aurora en el Triunfo. Olor a calentitos de plata en el postigo color de la mañana para abrir el estómago. ¡Jesús, esto no ha hecho más que empezar, le gritan los costaleros!...”esta chicotá va por ti –mi arma”. Todos lo celebran por unanimidad. Esplendor en el baratillo. En la calle Pastor y Landero, el niño vá cogido de la mano del patero, marcando el compás con sus menudos pies. El sol lo recibe en el puente y brilla el lucero como Estrella de la mañana en San Jacinto. El niño aguanta la muchedumbre en Santa Ana, protegido por todos, ya forma parte de la cuadrilla, todos tomaron debida nota de él, desde el hombre de la caña hasta el de la escalera, pasando por contraguías, diputados y auxiliares, tanto fue así, que cuando el paso enfiló de nuevo la calle Ancha-Pureza, Paco Ceballo, reclamó su presencia, lo llevó de su mano hasta el frontal, tocó el llamador con enjundia y se hizo el silencio: “Niñooo, esta levantá vá por el niño Jesús…que ha salio con nosotro y vá entrá con nuestro Cristo, aquí a mi vera…lo quiero vé volá…¡oido, que él toca el martillo..tos poriguá, valiente…al cielo Triana…a esta é!. En plena efervescencia de emociones, entre abrazos y besos plagados de lágrimas en los ojos, cuando todo acabó y el paso reposaba en el lugar que ocupa dentro de la Capilla, alguien confundido aún por los parabienes, gritó su nombre: ¡Jesús!...¿donde está el niño?...¿alguien ha visto a jesús?...la cuadrilla entera salió a su encuentro…pero ni rastro de Jesús.
Recuerdo, que una representación de la cuadrilla del Stmo. Cristo de las Tres Caidas, acudió al programa El Llamador, para dar cuenta de esta historia y aprovechar los micrófonos para recabar información a cerca de su paradero. Quizás la historia no fuera así, como la he recreado, al pié de la letra, pero yo creí en ella, como creo en ese Niño Jesús…que –porqué no- bajó a Sevilla en la noche más hermosa, para acompañar a los costaleros de Triana.

LA LEYENDA DEL NIÑO JESUS DE TRIANA


Primera parte
La escuché en el LLAMADOR de la semana después, de la voz -sevillana y cofrade de Charo Padilla- pudo suceder en el año de gracia del 2004, no lo recuerdo exactamente, pero es digna de un relato de José María de Mena extraído de su célebre “Tradiciones y Leyendas de Sevilla”, como lo podía ser de la mejor literatura romántica y costumbrista. Sucedió en Triana (natural de Sevilla), la noche más hermosa; madrugá del Viernes Santo. La calle Ancha-pureza, como cada año, estalla de júbilo en apretada multitud, recibiendo el paso de misterio del Stmo. Cristo de las Tres Caidas. En plena apoteosis de devoción, la gente va tomando posiciones. Detrás del paso, entre la muchedumbre que lo rodea, se coloca un niño de edad incierta y aspecto montañesino; pelo ensortijado, moreno de facciones perfiladas y natural rubor en las mejillas. Camina solo, marcando los pasos del tambor y las alpargatas costaleras y pronto se situa a la altura del zanco trasero derecho. Comienza a disfrutar del delirio, la plena conjunción de banda y cuadrilla; el izquierdo por delante, los solos interminables de Enmanuel y Rocío, la gracia y la anarquía del andar más genuino de Triana. El niño absorbido por la emoción del ambiente, se hace notar, intimida al patero con la primera pregunta: ¿pesa mucho el paso?: “esto que va a pesaá mi arma”, respuesta inmediata. Cruza el puente, relente y mareadilla del puerto camaronero, permanece en su sitio, inmune, nada puede afectarle puesto que sus manos han tocado la madera forrada del zanco y se han aferrado a ella como a un clavo ardiendo. En los refrescos de Reyes Católicos, los costaleros han reparado en él; le han preguntado que si viene sólo; se han preocupado por buscar algún pariente; le han recomendado que tenga cuidado con la bulla, han insistido en protegerlo y arroparlo casi pegado a los faldones. Saben que se llama JESUS de nombre y como costaleros de Triana generosamente, han iniciado una serie de dedicatorias al niño que viene acompañándolos desde la salida. En la Magdalena, parado el paso a la altura de la entrada principal de la Parroquia, el niño se adelanta hasta el capataz; lo mira fijamente con sus ojos radiantes de asombro: ¿puedo llamar? –le pregunta en inocente tono- Paco Ceballos queda deslumbrado por ese brillo en la mirada que se confunde con el dorado esplendente del canasto. Lo mira fijamente y no puede por menos dedicarle la mejor de sus sonrisas a la par que acaricia tiernamente su pelo. El niño lo entiende, marcha a su sitio en la trasera del paso, donde los costaleros ya comienzan a echarlo de menos: ¿Dónde esta Jesús, ha encontrado a sus padres…?...¡Jesús, vente pa¨ca –mi arma- que vamo a entrá en Campana y allí se forma mucha bulla! El niño se hace un hueco en la trasera, su peso y estatura se lo permiten. Va a vivir todo el esplendor de la llegada oficial a Sevilla; Jesús, casi no respira, bajo la oscuridad sonora de los faldones, siente el estado febril de un costalero más, el sudor helado de la máxima concentración y responsabilidad, el entusiasta anhelo de rayar la perfección del trabajo bien hecho en Triana… Continuará…si vdes. Me lo permiten.

jueves, 26 de julio de 2007

HIJA DE SEÑÁ SANTA´NA


















Felicidades, abuela Señá Santa Ana, en memoria de mi abuela Luisa, la trianera de la calle Arenal que me enseñó su acendrada devoción de los venticuatro y venticinco de Julio, sentada en su mecedora por causa de la invalidez de sus piernas vencidas. Felicidades en nombre de todas las abuelas de Triana desperdigadas por barzolas, polígonos y letanías alejadas por una calidad de vida que nunca llegó a la altura de la cruz laureada de San Jacinto, Pureza y Castilla. Aquellas abuelas Santa Ana de delantales impolutos y perfumadas moñas de jazmines, que lograron reunir en poco más de cinco metros cuadrados a todos sus hijos e hijas, a todos sus yernos, a todos sus nietos, sin necesidad de pagar otro capricho que no fuera la sonrisa abierta de su boca con un solo diente y el cariño de aquellas canciones de culto que se guardaron para siempre como las cosas claras y el chocolate espeso. Siento hoy los gozos de la Señá Santa Ana, sentada con su Bendita Hija y con su Divino Nieto, como tantas abuelas se sentaron a las puertas de sus corrales trianeros, para abanicar la brisilla marinera del río; gozos de la quilla engrasada de la cucaña, que lograban coger la bandera, jóvenes héroes de una infancia que se entretenía con la ilusión y la aventura a falta de medios. Hoy la velá sin ser la misma, sigue siendo única: faroles que sujetan guirnaldas para iluminar el puente que separa los sentidos, puestecitos de avellanas verdes; monumento a la soleá sobre el escenario del Altozano, cante chico que hizo Triana grande en las tabernas y una calle del Betis, real de la fiesta paralela a la larga, por donde el corazón agradecido se adentra en la Real Parroquia, para felicitar a la Abuela de todas las Abuelas, un año más con todo el calor de Julio.


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 Serie: #Pararse,ahi Cap 04